Ruta Circular Montaña Guajara



Ruta Circular MONTAÑA GUAJARA (2715 m)- P.N. del TEIDE

TIPO DE RUTA: Travesía circular de alta montaña.
COMIENZO y FINAL: Rotonda junto al Parador de Las Cañadas del Teide.
DIFICULTAD: Media - Alta.
DURACIÓN: unas 5:30 – 6:00 horas, en función del ritmo.
LONGITUD: 9.5 Km.

DESCRIPCIÓN DE LA RUTA

Se trata de una ruta circular enclavada dentro del Parque Nacional del Teide, y en la que recorreremos totalmente los senderos 5 (Degollada de Guajara) y 15 (Alto de Guajara), así como parcialmente los senderos 4 (Siete Cañadas) y 31 (Cumbres de Ucanca) de la red de senderos del Parque Nacional del Teide.

¿Sabías que de los 15 Parques Nacionales que hay en España, 4 de ellos están en las Islas Canarias? Pues si, se trata del P.N. del Teide en Tenerife, P.N. de Garajonay en La Gomera, P.N. de la Caldera de Taburiente en La Palma y el P.N. de Timanfaya en Lanzarote). ¿Increíble verdad?

El Parque Nacional del Teide es el mayor y más antiguo de los Parques Nacionales canarios. Su extraordinario paisaje es un monumento geológico de los más espectaculares del mundo, en el que los conos volcánicos y las coladas de lava forman un extraordinario conjunto de colores y formas.

A su vez, la Montaña de Guajara, tercera cumbre de Canarias después del Teide y de Pico Viejo, también tiene una leyenda Guanche; cuentan que desde este magnífico lugar se lanzó al vacío la princesa aborigen Guajara, hija del Mencey Beneharo II y amada de Tinguaro, hermano del Mencey Bencomo, Rey del Menceyato de Taoro, después de perderle en la batalla de Aguere durante la conquista de Tenerife, a finales del siglo XV.

Al tratarse de una ruta de alta montaña, se debe tomar precaución en días calurosos por la insolación a esas alturas. Debemos de ir provistos de protección solar, protector labial y agua. Los cambios de temperatura pueden ser muy bruscos, ya sea invierno, verano, de día o de noche. La ruta está bien señalizada y siempre verás el camino a seguir. Esto no quiere decir, que sea una ruta cómoda, ya que tanto el importante desnivel que tenemos que sortear así como la altura, pasan factura.

El día 17 de Abril de 2014, Jueves Santo, un grupo de diez personas del grupo de senderismo “Choleando” decide subir a la Montaña de Guajara, para, con la luna casi llena, poder disfrutar de las vistas nocturnas que la noche les brindará.

Sobre las 20 horas nos reunimos en la rotonda que está en el interior del parking del Parador de Las Cañadas del Teide. A pesar de la hora, el día aún está soleado y el termómetro marca 15 grados. No hace brisa por lo que, en principio, parece que el tiempo nos acompañará. Mientras nos saludamos y charlamos nos vamos colocando las mochilas, ajustando los bastones, poniéndonos abrigo, protector labial e hidratándonos un poco. A las 20:25 horas iniciamos la ruta.


Desde el Parador de Las Cañadas del Teide parte un sendero que se dirige hacia el Sendero 4 – Siete Cañadas.

Nada más iniciar la ruta, se hace inevitable levantar la mirada y fijar la vista en el objetivo, Montaña Guajara. La luz del atardecer nos brinda la montaña con un precioso color rojizo, el cual irá cambiando de tonalidad a medida que el sol se vaya poniendo.



Una vez llegado al sendero 4 – Siete Cañadas, hay que atravesar dicho sendero y empatar con el sendero 31 – Cumbres de Ucanca. Comenzamos a ascender por dicho sendero zigzagueante, que nos llevará a la parte alta de la zona conocida como Los Azulejos (rocas de tonos verde-azulados, debido a una alteración hidrotermal).

En unos 25 minutos de subida desde el inicio del sendero 31, llegamos a la parte alta de Los Azulejos. En esta zona, y a pesar de que aun no estamos, ni mucho menos, a la altura idónea para las mejores vistas, ya podemos disfrutar de unas preciosas vistas de gran parte de la Caldera de Las Cañadas (una de las mayores calderas del mundo): el Teide, Pico Viejo, Los Roques de García, con su famoso Roque Cinchado (el roque que aparecía en el billete de 1000 pesetas), el Llano de Ucanca, etc. Pero no es la vista de la caldera lo que capta nuestra atención en ese momento, sino el precioso atardecer que se nos brinda, en la que los últimos rayos de sol tiñen las nubes del horizonte de color rojo. Nos quedamos como unos 5 minutos intentando inmortalizar fotográficamente el momento, y lo logramos. Pero las fotos por sí solas son un mero recuerdo, que intentarán, cuando las volvamos a ver, transportarnos nuevamente a ese lugar y a esa hora para intentar recordar lo vivido.


 



Después de haber disfrutado del atardecer, arrancamos de nuevo… y es a partir de ese momento cuando comienza la verdadera subida que se dirige hacia las Cumbres de Ucanca por un estrecho, zigzagueante, empinado y muy pedregoso camino en el que en algunos tramos el avance se vuelve un poco complicado.

Justo una hora después de haber iniciado la ruta estamos en un pasillo bajo una gran pared rocosa. En esta zona el avance se vuelve mas lento ya que hay que ir salvando grandes piedras y la sensación es la de estar subiendo una escalera, teniendo que en muchos sitios ayudarte con las manos para salvarlas. Era de noche, y la luna todavía no nos acompañaba, pero en las pocas veces que miré hacia abajo la sensación era de “yo creo que si resbalo no llego abajo… pero déjame pisar firme… por si acaso”. En breves minutos, los últimos rayos solares ya no nos iluminan lo suficiente como para poder caminar cómodamente sin miedo a tropezar. No todos tenemos linterna, ya que supuestamente la luna era casi llena. Pero para que la luna nos acompañe primero deberemos llegar al alto de la Montaña de Guajara. Es a partir de ese momento cuando la luna nos acompañará e iluminará el sendero, pero eso ya será en la ruta de descenso. Mientras tanto no nos queda más remedio que intercalarnos personas con y sin linternas. De esta manera salvamos la penumbra, pero añadimos el problema de las sombras que la linterna del que va detrás del que no tiene linterna proyecta delante del mismo.

Seguiremos con cuidado a la derecha bajo esta gran pared rocosa y en apenas un par de minutos encontramos una salida hacia la zona conocida como la Degollada de Ucanca. En este punto, se ven algunas luces a lo lejos, en dirección sur, y en lo que sería la costa. Yo creo que se trata de la zona del aeropuerto Reina Sofía y alrededores.

Ahora hay que tomar a la izquierda por un camino poco definido (esto ya es una ruta no homologada, así que ahora toca ir fijándose en puntos de pintura y pequeños montículos de piedra) haciendo un recorrido siempre en ascenso y entre grandes piedras que deben provenir de derrumbes de la enorme pared rocosa que se ve al frente y encima de nuestras cabezas… y a la que cada vez nos acercamos más! Llega un punto en el que al mirar verticalmente hacia arriba podemos observar entre sombras una pared de unos 60-70 m. Realmente impresiona, y a la vez, quizás, inquieta un poco: “¿Todas esas piedras encima de mi cabeza están bien encajadas y sujetas unas con otras?” Mejor no pensar…

Ahora tomamos otro pasillo bajo la gran pared rocosa, esta vez hacia la izquierda. Este tramo final atraviesa el acantilado a bastante altura, y por tanto es el tramo más delicado por posibles desprendimientos, el tener que sortear grandes piedras y elevadas pendientes. Reconozco que el camino se nos complicó durante unos cinco minutos, y creo que, personalmente, agradecí que la ruta fuera nocturna. Pero, en fin, es el tramo que hay que salvar para poder llegar a nuestro objetivo, el alto de Montaña Guajara (2715 m). Así que… a continuar choleando!

Pasado este pequeño tramo complicado, tuvimos una pequeña tregua, ya que llegamos a una zona de jable de mucho menos pendiente, lo cual hace que el sendero sea más cómodo. El sendero es más cómodo… pero la altura va pasando factura. La capacidad de ventilación pulmonar es menor con la altura. Al haber menor presión, las moléculas de oxigeno están más dispersas, por lo que el cuerpo tarda un poco más en tomar el oxigeno necesario. A estas alturas te das cuenta que te pasa más factura la altura que el sendero en si. Lo podrás comprobar al parar apenas un minuto: notarás que te recuperas rápidamente.

A las 23:20 horas, es decir, en algo menos de tres horas, hemos llegado a nuestro objetivo, el alto de la Montaña de Guajara, a 2715 m de altitud. Nada más llegar, y antes de que la respiración se te normalice, te das cuenta que el gran esfuerzo realizado no ha sido en vano. La recompensa es el espectáculo que tenemos  delante de nosotros. El cielo visto desde la Montaña de Guajara!
 


En este sitio encontramos una ruinosa edificación rectangular de piedra, construida en el verano de 1856 por la expedición del astrónomo Charles Piazzi Smyth (1819-1900) a la isla de Tenerife. Fue Astrónomo Real de Escocia y profesor de astronomía de la Universidad de Edimburgo (Escocia). Llegó a Tenerife a bordo del buque Titania junto a su mujer y un buen equipo de ayudantes. Estableció dos estaciones de observación de alta montaña, una en la Montaña de Guajara y la otra en Altavista, en los que realizó diferentes estudios astronómicos.

Con sus investigaciones científicas constató que la atmósfera interfiere en las observaciones astronómicas, por lo que la construcción de los observatorios astronómicos, que hasta ese momento se realizaban en las Universidades de las ciudades más importantes, debían trasladarse a las altas montañas, donde la atmósfera era “más estable”. Ésta es la razón por la cual los grandes observatorios astronómicos se encuentran actualmente en las cumbres de alta montaña como el Observatorio del Teide en Tenerife, el Roque de los Muchachos en La Palma, los cuales se encuentran en las Islas Canarias y constituyen el Observatorio Norte Europeo.

Charles Piazzi Smyth, y a raíz de su visita a Las Cañadas del Teide en 1856, hizo un llamamiento implícito a toda la comunidad científica para que se planteara seriamente la instalación de un observatorio permanente en tal privilegiado lugar.

Podemos decir que Charles Piazzi Smyth tuvo la suerte de ser el primero en tener el placer de observar el cielo desde las Cañadas del Teide. Su aventura científica en Tenerife marcó un hito en la historia de la astronomía mundial, convirtiendo a la Montaña de Guajara en lo que podría llamarse el “primer observatorio astronómico de alta montaña”… del mundo! CASI NADA!!!

Nota: si quieres saber más sobre Charles Piazzi Smyth y su aventura astronómica en Tenerife, no dudes en leer la otra entrada en el blog: La Historia de Charles Piazzi Smyth en Tenerife

Estar en un sitio así, y querer transmitir con palabras lo que se siente, es… complicado. Casi mejor invito al lector a subir a la Montaña de Guajara en una noche de “luna llena” si quiere ver la luna, así como sus sombras sobre el paisaje y sus reflejos sobre las nubes y/o el mar; o a hacerlo en una noche de “luna nueva”, si quiere disfrutar del firmamento estelar en ausencia de luces, sombras y reflejos. Seguro que no se arrepentirán.

Una vez llegados a la mencionada edificación, entramos. Algunos se sientan a descansar, otros toman fotos de la edificación, de la luna, sus sombras y sus reflejos.




Al cabo de un rato, decidimos dejar nuestra firma en el libro de firmas que la “Unión Montañera Añaza” tiene dentro de un Tupper dentro de una de las paredes de la edificación. En este momento de esparcimiento aprovechamos para reponer fuerzas, hacer bromas, tomar fotos de grupo. Algunos se calientan el cuerpo con chocolate caliente… mientras yo prefiero tomarme unos lingotazos de Jameson, un whiskey irlandés. En la época de Piazzi el conflicto anglo-irlandés aun no se había producido, así que, con el permiso de Piazzi… “brindo con un whiskey irlandés por este gran científico escocés”, que convirtió a la Montaña de Guajara en el “primer observatorio astronómico de alta montaña del mundo”.




Después de pasar 1 hora y 15 minutos disfrutando de la magia de la Montaña de Guajara, el firmamento, la luna y sus caprichosas sombras sobre el paisaje y reflejos sobre las nubes y, empujados por una “en aumento sensación de frío”, comenzamos el descenso por la Ruta 15 – Alto de Guajara que comienza en la parte trasera de la antigua construcción de piedra hasta la Degollada de Guajara. El descenso comienza suave pero luego se  acentúa con firme arenoso en casi todo el recorrido. Hay que bajar con cierta precaución por lo resbaladizo del mismo. Mientras descendíamos la sensación era de irnos alejando cada vez más, en dirección sur, de las Cañadas del Teide. Esa sensación se veía incrementada ya que las luces de la “civilización” se veían cada vez más cerca, hasta tal punto de llegar a atrevernos a asegurar lo que sería el aeropuerto Reina Sofía. En ese momento algunos llegamos a pensar que habíamos tomado el camino equivocado. Pero no, íbamos por el camino correcto.

 

Después de 1 hora y 10 minutos de haber partido de Montaña Guajara llegamos a la Degollada de Guajara (que es una encrucijada de varios senderos, donde también comienza el Sendero 5 – Degollada de Guajara) iniciamos el descenso por el sendero 5, sendero zigzagueante y en fuerte descenso hasta intersectar con el Sendero 4 – Siete Cañadas.

Después de 35 minutos de descenso por el sendero 5 llegamos al sendero 4 – Siete Cañadas. Caminaremos por este sendero durante unos 60 minutos, pudiendo disfrutar en algunos tramos, y sobre todo en aquellos más pegados a la pared de la caldera, de cómo la luna nos regala un espectacular juego de luces y sombras provocadas por las enormes paredes y formaciones rocosas de las Siete Cañadas.

Siguiendo el sendero y tomando dos atajos, llegaremos a nuestro punto de partida, el Parador de Las Cañadas del Teide. Hemos concluido esta sorprendente ruta en 5:45 horas (7 horas si incluimos la parada en el alto de la Montaña de Guajara). Al llegar, nos despedimos rápidamente, ya que eran las 03:30 horas y el termómetro marcaba 2 ºC, y ambas condiciones no se prestaban a seguir un rato de charla.

Si no hubiéramos tomado estos dos atajos tendríamos que haber caminado unos 800 m más, hasta encontrar una desviación a la derecha. Esta desviación a la derecha es la misma que tomamos en el punto de partida desde el Parador de Las Cañadas del Teide hasta el sendero 4 – Siete Cañadas.

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